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abre los ojos, cierra la boca

2004

Todo es cuestión de orden.

 

Juan Peralta B.

 

Existe una gran diferencia de sentido entre CIERRA LOS OJOS, ABRE LA BOCA y ABRE LOS OJOS, CIERRA LA BOCA y como expresiones, ambas contienen distintos significados generados por la alteración del orden de las mismas palabras del cual se componen. Mientras el primero se desprende de un juego “inocente” que a través del bocado, intenta despertar una sensación de sorpresa, impaciencia y al final del hecho, placer; en el segundo caso el sentido del gusto es reemplazado por la vista, es una expresión que denota orden, mandato, donde la picardía es sustituida por una intencionalidad, y por ende, los objetivos responden a cuestiones más racionales y de interés, no importando la opinión y el goce de quien recibe la orden.

 

Así, la muestra de Ivana Ferrer “abre los ojos, cierra la boca” opera en dos niveles de significación, el textual y el visual. Abordando el primer aspecto, encontramos que se trata de un mensaje donde el acto debe ser realizado de manera pasiva, sin que la persona ordenada / manipulada, tenga la posibilidad de ofrecer una crítica o una opinión. Esto me conduce a pensar en sentido crítico las labores y estrategias de los medios no solo vinculadas a la comunicación sino también al marketing y el consumo masivo. La estupidez en ese sentido es una intencionalidad a lograr a partir de los mecanismos de difusión y venta. El éxito depende de una actitud totalmente quieta y ciega del consumidor quien consume un “alimento” (sinónimo de producto) que no necesariamente resulta ser “nutritivo”.

 

Desde el punto de vista visual, en “abre los ojos, cierra la boca” asistimos a una serie de códigos gestuales que se rescatan de la observación y que llevadas al congelamiento de la imagen y del recurso del acercamiento, magnifican la expresión corporal generada por el acto de comer. El impacto de las pinturas se produce en este caso, por el hecho de representar las imágenes reales de un mismo personaje de manera distorsionada, logrando a partir de la aplicación de zonas de color o manchas, que nos recuerda al efecto de solarización fotográfica, un mensaje directo y claro, un lenguaje que independientemente del título nos expresa el deleite que un buen acto de degustar / consumir genera.

 

En tal sentido, los trabajos de Ivana Ferrer ofrecidos a modo de retratos y productos bajo un título que puede funcionar como su slogan, juegan con el poder de la imagen y también del engaño, y que a partir de su contemplación nos lleva a tomar conciencia de una realidad que por la velocidad de estos tiempos, uno parece confundir lo verdadero con lo falso, lo falso con lo verdadero y además, terminar perdiendo los detalles, lo anecdótico y lo placentero.

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